Para variar la funda de su katana taiyou la habian partido por la mitad por lo tanto la portaba totalmente desnuda, mientras que tsuki, estaba completamente dañada de la hoja. Un enfrentamiento con un yakuza la habia dejado en aquellas condiciones, y eso que el yakuza no habia sabido que ella era una Ookami, daba gracias a Kami de que no se enterara, ya que de otra forma hubiera acabado muerta.
Sonrio con debilidad al ver al horizonte la casa de su clan saludarle con cierta alegria, tomo aire y puso su mejor sonrisa, alzando la comisura de sus resecos labios; ella en general, no estaba herida pero si cansada.
Pero como si el destino no estuviera satisfecho, una jugueton goteo comenzo a caer sobre ella, alzo el rostro para ver el infiniro firmamento que se habia teñido de un penetrantte gris, fruncio el ceño, y apunto de maldecir una torrencial lluvia comenzo a rociar todo el campo que rodeaba la casa de los Ookami.
-"Maldicion!"- gimio comenzando a correr con la katana desnuda en la mano y con la otra mano libre tratando de cubrirse de la lluvia con ayuda de la manga de la yukata morada.
-"Pareces un inu remojado"- bromeo Sato, que se encontraba en el atrio de la casa junto con otros dos hombres los cuales empezaron a reir al ver como llegaba la mujer.
La peliblanca solo los fulmino con la mirada mostrando la katana desenvainada, estos al momento callaron y la dejaron continuar.
-"Maldita sea..."- susurro malumurada quitandose las sandlias y tirandolas a la esquina de algun sitio, entro por completo a la casa.
-"Maldita sea..."- volvio a gemir viendose totalmente empapada.