Invitado Jue Nov 25, 2010 6:47 pm
A los minutos, alguien abrio la puerta de golpe, era una chica no mayor de quince años que con la cabeza baja, iba malhumorada y refunfuñando en voz baja.
-"Pues si... como es taichou, no puede ni hacer su maldito futon... que demonios le cuesta hacer eso?... maldita perra... pero cuando sea taichou ya le tocara a ella hacerme el maldito té y los malditos dangos... le pondre veneno para que se mue..."- paro en seco cuando alzo el rostro y se encontro con un hombre occidental, Jamal. Se petrifico con una charola de té y dangos en las manos.-"Go... go-men... gomen-na sei"- rapido hizo una reverencia.
-"Vengo hacer el futon y el aseo de la taichou Ayami, ¿me equivoque de cuarto?"- pregunto un poco asustada por todo lo que habia dicho.
Pero al escuchas otras voces que se escuchaban acercandose por el corredor la niña se movio bruscamente de los nervios y rego todo sobre los kimonos de Ayami, dio un grito ahogado, con las manos temblorosas como maracas.
-"Pues no, no pienso mandar a a ustedes dos solos, ire yo con ustedes"- decia una voz femenina.
La niña del aseo miro con los ojos casi llorosos a Jamal, ya que sabia de la crueldad y la violenta actitud que tenia Ayami.
-"Pero Ayami"- replicaba una masculina, las voces se acercaban mas.
-"Por favor..."- dijo suplicante en susurros la niña.-"No le diga nada a la señorita Ayami"- mascullo al punto del llanto.
La voz estaba ya a nada de la entrada. Y la niña se aferro a la charola.
Se inco y torpemente comenzo a recoger todo, pero solo logro embarrar mas los dangos en los caros kimonos de la samurai. La niña ya estaba llorando.
-"No se hable mas, en dos horas partimos... y me importa un comino si me quieren seguir o no, tan facil como llamo a Ikaru y a Hanataru, ustedes no son indispensables..."- las voces siguieron discutiendo en el pasillo, mientras la niña lloraba en silencio con fuerzas, pensando en el triste final de su vida.